En los días de ausencia tuve la oportunidad de distanciarme un poco de la oleada de informaciones, denuncias y sucesos de nuestro querido sistema educativo colombiano. Sin embargo, he estado pendiente de algunos acontecimientos pero, particularmente, me asalta la curiosidad y, a su vez, me produce estupor cómo instituciones de educación superior (IES) y universidades, están siendo presa de la corrupción, la violencia y el deterioro en todas sus expresiones. Me refiero a IES, por ejemplo, que hace poco firmaron un comunicado brindando su apoyo incondicional al Ministerio de Educación Nacional, para que apruebe pronto la reforma de la Ley 30 de Educación Superior, así como a universidades conocidas que se ven comprometidas en asuntos escabrosos. Aclaro que la información que citaré no compromete a la mayoría de las IES y/o universidades, pero si nos pone a pensar serio en términos del futuro que nos espera el cual, seguramente, estará matizado por degradaciones orquestadas desde la v