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Violencia escolar: enfermedad silenciosa


El video que les comparto circula bastante por estos días en el ciberespacio y en otros medios de comunicación. Sin reiterar cosas ya dichas sobre el particular, considero bien importante resaltar esa enfermedad silenciosa que crece en nuestros centros educativos. Las actitudes intimidatorias y tiránicas de parte de estudiantes contra otros -entiéndase "matoneo"-, son más comunes de lo que nos imaginamos y se constituyen en una problemática que no está siendo atendida de manera eficiente por los distintos actores educativos (instituciones, profesores, directivos, familia...). Son muchos los casos en que los niños o jóvenes callan estas circunstancias, y son pocos, como lo evidencia la niña Alye Pollack, los que se atreven a denunciar.

Según investigaciones de la Universidad de los Andes del año 2007, el matoneo incluye insultos, exclusión, mensajes ofensivos en el celular, golpes y hasta extorsión por las onces en los colegios. En Colombia 1 de cada 5 niños de grado quinto ha sido intimidado, física o verbalmente. Del mismo modo, en primaria las agresiones se hacen colectivamente y en bachillerato los agresores son más selectivos con sus víctimas. El estudio concluye, entre otras cosas, que el matoneo se ha extendido y muchos niños consideran, a causa de éste, una pesadilla ir a estudiar. A esto se le suma que factores como el conflicto armado, la inequidad y la exclusión social, inciden en el aumento de los niveles de intimidación escolar.  

Son múltiples los factores los que influyen en estas conductas agresivas. Por un lado se encuentra la desconexión existente entre la escuela y las familias, las condiciones sociales desfavorables, la soledad que viven los niños y jóvenes, entre muchos más. Así mismo, las escuelas no brindan espacios suficientes que promuevan la convivencia y aceptación de los otros, ya que el afán moderno se centra en obtener mejores resultados en las pruebas de conocimiento del Estado, por poner un ejemplo. No se enseña al joven a negociar con el entorno, a reconocer sus debilidades y la necesidad que tiene de otros para triunfar en la vida y en el ámbito social. 

Muy bien cae esta valerosa enseñanza de la niña norteamericana, para darnos cuenta de que la educación no requiere tanto de la acumulación excesiva de información, sino de brindar sentidos y significados distintos a los estudiantes.

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