Tal desenfreno en términos de la copia y apropiación de las ideas escritas por otros, que es más frecuente en los jóvenes y que al parecer ya no tiene edad o posición social, pone en evidencia la urgente necesidad de dar respuesta a asuntos relacionados con el control de la producción académica, el sentido de la educación para los niños y jóvenes en términos de su realización personal, la creación de caminos educativos alternativos donde el estudiante vea el aprendizaje más haya del requisito, el compromiso político y gubernamental en términos de la edificación del andamiaje que salvaguarde el conocimiento, las implicaciones de gestionar el conocimiento, el sentido de reconocer al otro, el papel de las tecnologías en el ámbito de la socialización y la protección del conocimiento, la co-responsabilidad en tiempos de apertura, el derecho comercial, entre otros.
En últimas de lo que se trata es de pensar en serio los derechos de autor más allá de la norma, no sea que esta tendencia de usufructuar los derechos del otro termine fracturando más el sistema educativo. Como dato revelador, les cuento que varias de mis ideas, publicadas en revistas indexadas internacionalmente, han sido plagiadas por jóvenes que ya las han dispuesto como suyas en sus blogs y quien sabe si esto mismo lo hayan hecho en escritos más formales.
Me pregunto: ¿Cómo proceder al respecto?
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