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Big Data

Debido a la sobre abundante información, que circula en la Web y en la infraestructura tecnológica conexa, a su vez que hace parte de gran parte de nuestras actividades cotidianas, se viene gestando la revolución conocida con el nombre de Big Data  (datos a gran escala-masivos). Al parecer los millones de bytes, que producimos y consumimos, son imperceptibles dada su naturaleza digital. Almacenar datos y organizarlos ya no es suficiente en esta corriente, ya que se persigue analizarlos para la toma de decisiones, el desarrollo de soluciones y aplicaciones en el mundo físico y humano.

Se ha pasado de la respuesta a preguntas conocidas (bases de datos tradicionales) a trabajar con la solución a preguntas desconocidas. Se busca con Big Data relevar informaciones que no se conocen. Como ejemplo se puede citar la manera en que las cadenas de grandes almacenes se valen de las preferencias de consumo de sus usuarios, para predecir comportamientos, gustos y todo tipo de necesidades de compra. Con dicha información tales establecimientos diseñan campañas de promociones y ofertas con un alto porcentaje de éxito. Así, se anticipan las preferencias de compra del usuario y se aseguran ventajas en el mercado.

Otro ejemplo palpable del Big Data no lo brinda la manera en que opera el buscador Google. Este tiene la característica de predecir, cuando tecleamos, las cosas que queremos encontrar, producto de la operación de sus algoritmos que, previamente, han chequeado las rutas que siguen los millones de usuarios, las cuales son dispuestas para utilidad y facilidad de los cibernautas.


Estas y muchas más aplicaciones vendrán en la denominada transformación digital a través del Big Data. Sin embargo, son muchas las preguntas que genera este tipo de tecnología que, aparentemente, mejora la vida de las personas, ya que para ello recurre a cierta modo de control de lo que hacemos en la Red. La libertad en este escenario no es tan real y, por el contrario, el sometimiento a las reglas de las tecnologías no se hace esperar. Como es un campo en ascenso, es prematuro sacar conclusiones. No obstante, se prevé que sus efectos sean lucrativos para unos y desoladores para otros, dependiendo el lugar en donde se ubique cada ciudadano. 


Para la industria es crucial contar con Big Data dado que le permitirá dar el salto a una nueva revolución en la cual, prácticamente, asegurará las cuotas de mercado y el consumo de sus productos y servicios. Por el lado del ciudadano de a pie, está por verse el verdadero aporte y la manera en que los asuntos democráticos, la justicia y otros aspectos esenciales de la sociedad se fortalecen o caen bajo las condiciones de la magia del significado de unos y ceros.

En la educación el Big Data seguramente tendrá aplicaciones que facilitarán la medición de factores clave de los estudiantes, el sondeo de clientes potenciales para los distintos programas de formación y, especialmente, podrá contribuir a la traducción de los datos producidos en información y conocimientos útiles en el mejoramiento y proyección de la escuela. Conviene resaltar, que estas posibilidades no estarán ajenas al impacto de otros usos de Big Data para hacer de esta institución algo cada vez más parecido a la empresa.

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